¿Cuál es el rol de la arquitectura en la crisis energética?

Daniel Ibáñez en el Congreso de Arquitectura "La ciudad que queremos"

07/09/2022 — El mundo se enfrenta a una crisis energética y ecológica y la arquitectura es una herramienta fundamental para afrontar esta realidad. Con los recursos que nos quedan, tenemos que cuestionar nuestra profesión tal y como se practica actualmente. En su entrevista dentro de la publicación de La ciudad que queremos, Daniel Ibáñez, nuevo director del Instituto Avanzado de Arquitectura de Cataluña (IAAC), habla del impacto medioambiental de la construcción y de cómo los arquitectos pueden construir en simbiosis con la naturaleza.

Incluimos a continuación un extracto de la entrevista de Enrique Parra a Daniel Ibáñez, disponible de forma íntegra en la publicación física del último Congreso Internacional de Arquitectura.

Enrique Parra: En algunas de sus conferencias ha utilizado la expresión “construir en simbiosis con la naturaleza”. ¿Cómo se consigue esto?

Daniel Ibáñez: En el Congreso La ciudad que queremos’ he tratado de hablar de esos temas. Creo que, como arquitectos, hemos estado extremadamente ensimismados, centrados en el edificio, su estética, su composición… En España tenemos pruebas más que evidentes de que eso sabemos hacerlo muy bien, pero lo que vengo demandando desde hace un tiempo es que se haga eso y a la vez todas estas externalidades. Hoy día, seguir construyendo con aluminio, que es un material tremendamente contaminante, porque te gusta que el edificio brille, por decir algo, es un tremendo disparate y el planeta no está para tolerar esto.

Imagen del proyecto ganador del concurso promovido por el Instituto Municipal del Habitage de Barcelona (IMHAB) diseñado por Daniel Ibáñez y Vicente Guallart en colaboración con la constructora Sorigué.
Imagen del proyecto ganador del concurso promovido por el Instituto Municipal del Habitage de Barcelona (IMHAB) diseñado por Daniel Ibáñez y Vicente Guallart en colaboración con la constructora Sorigué.

Simplemente, creo que cuando uno diseña un edificio debería tener en cuenta no solo el lugar, la geometría, el contexto local, el programa… sino también tener una mirada y reflexionar sobre qué impacto tiene, cuáles son las emisiones de CO2 asociadas o de dónde estoy trayendo los materiales. Porque yo diría que, desde un punto de vista de la energía absoluta que consume un edificio, más de la mitad está en construirlo. Así que las decisiones que tomemos ahí como arquitectos pueden tener unos beneficios ambientales muy importantes, cosa que he intentado demostrar durante mi exposición con ejemplos en los cuales además yo estoy dando otros beneficios naturales y sociales. Y creo que es una manera de hacer, que se puede trabajar con madera o con otra cosa. Hay muchísimas estrategias que se pueden incorporar a la construcción para conseguir reducir el impacto ambiental.

EP: A raíz de todas esas estrategias y pensando que cada ciudad debe tener un rol diferente, ¿por ahí va ese “urbanismo de cascada” del que ha hablado?

DI: Claro. Antes podríamos decir que las ciudades vivían relativamente confinadas en su territorio, tenían un espacio agrícola, otro para actividades y había un intercambio comercial. Todo pasaba cerca. Hemos llegado al punto en que una ciudad en cualquier rincón del mundo está ultraespecializada en la manufactura de algo absurdamente concreto y esto ha generado un urbanismo completamente globalizado en el que cada ciudad desempeña un rol. Las ciudades europeas son hoy economía terciaria por un lado y luego destinos de consumo. Barcelona, por ejemplo, es un gran museo; esa es la realidad, y, por eso, uno de sus sectores económicos más potentes es el turismo.

Yo lo que estoy demandando es que no hace falta irse a fabricar y producir a miles de kilómetros, sino que intentemos recuperar una cierta lógica regional. Que hagamos todo lo que podamos con las cosas que tenemos cerca, que son una parte activa de nuestra cultura y nuestra región, y aquellas que no, que se traigan de donde sea necesario. Esa esquizofrenia productiva que tenemos ahora mismo debería cambiarse por un entendimiento más simbiótico y holístico con el entorno de cada ciudad.

EP: Entonces, ¿creamos ciudades nuevas, reinventamos las que tenemos? ¿The Forest City puede ser un ejemplo extrapolable?

DI: Yo soy un firme creyente de que la madera, y también otras muchas materialidades, son el camino. Como decía Anne Lacaton en su intervención, cualquier oportunidad de reconstruir y rehabilitar debe ser aprovechada, porque compensa. Todos los expertos al final están de acuerdo en que todos los residuos que genera, una demolición y la construcción de un nuevo edificio superan los que pueda generar cualquier intervención y puesta al día de un inmueble ya existente. Pero creo también que debido al salvaje crecimiento de población que tenemos va a ser necesario crear nuevas ciudades. En el caso de África, se espera una explosión demográfica enorme en los próximos años, por lo que nos parece que, en lugar de traer un urbanismo existente, hay una oportunidad de pensar cómo puede ser ese nuevo urbanismo autóctono.

Imagen conceptual que invita a los arquitectos y urbanistas a diseñar teniendo en cuenta los ciclos materiales y energéticos involucrados en la construcción de edificios y ciudades. Dibujo de Daniel Ibáñez.

En definitiva, el impacto ecológico de la construcción es una cuestión de crucial importancia en un escenario como la crisis energética global en la que nos encontramos. Daniel Ibáñez, tanto en su intervención en el Congreso como en su entrevista en la publicación, ofrece ejemplos de buenas prácticas siguiendo el principio de la circularidad, insistiendo en que el edificio y la comunidad que lo rodea están interrelacionados.


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